prólogo de José María Merino,
Editorial Candaya, Barcelona, 2008
DESCORTESÍA DEL SUICIDA
En la estación de Can Boixeres una mujer protestaba por la detención de los trenes. En la estación de Sants un hombre se había arrojado a las vías. En la estación de Can Boixeres una mujer protestaba por los constantes suicidios en las horas de máxima afluencia de público.
De niño, en el barrio, se relataba la aventura de un vecino que había sobrevivido a un naufragio flotando durante una semana sobre una puerta. Desconozco quién era e incluso si la peripecia acaeció de verdad, pero no dejo de meditar en ese hombre, azul y agua, negro y agua, asido a una puerta por la que no es posible huir.
Por algo será que el espejo me devuelve la imagen.
¿Cómo es posible que todos los años hayan sido el peor año de mi vida?
Mi peluquero insiste en que no me estoy quedando calvo.
GATO POR LIEBRE
Estoy harto de los antipáticos que se hacen pasar por tímidos.
IL PENSIERO DEBOLE
Una vez encima de las torres de la Sagrada Familia no encontrábamos a Peppino. Bajamos preocupados, pero ocurrió que no había subido porque se le había terminado la cinta de la cámara, y si no lo podía filmar ¿para qué quería verlo?
MOEBIUS
A los once años comprendí que nunca sería un gran pintor. A los catorce, que nunca sería un gran futbolista. A partir de entonces he estado abierto a toda clase de decepciones.